He dejado vencer mi esperanza y mi deseo, aumentando mis miedos
y mis fracasos.
Aún así, no he dejado de visitar ese lugar, el cual había cambiado mi vida para siempre. Observando de lejos, al lado de la última fila precisamente, miraba cómo las demás niñas adornaban el salón, llenando el espacio con sus estilizadas piernas, danzando como gotas de rocío, al ritmo de mi corazón.
Aún así, no he dejado de visitar ese lugar, el cual había cambiado mi vida para siempre. Observando de lejos, al lado de la última fila precisamente, miraba cómo las demás niñas adornaban el salón, llenando el espacio con sus estilizadas piernas, danzando como gotas de rocío, al ritmo de mi corazón.
Apartada,
sin nadie que me reconociera, me
perdía en la música del violín y en cada
uno de los sonidos que envolvían mi
atrofiado cuerpo. Como por arte de magia, mi mente, me transportaba al punto
exacto del escenario, donde nunca debí salir. Esas tablas de madera eran para mí, el motor de mi vida.
Ahora, sin embargo, ahí,
en ese preciso lugar, estaba ella, Eugenia, quien nunca había soportado mi suerte por
ser la elegida. Era única en expresar y transmitir con mi cuerpo cada nota musical. Mis poros absorbían la melodía y se reflejaba con cada movimiento dado. Cerraba mis ojos y me
perdía en la suave brisa que desprendían los instrumentos de viento. Mis manos
se prolongaban como queriéndose esfumar
en el ambiente acariciando
sutilmente el humo que adornaba el escenario.
La música me había traído los recuerdos a mi mente, pero algo me desconcentró y al cruzar las miradas, sin
pensarlo, Eugenia estaba frente a mí, con esa sonrisa placentera por verme postrada,
en mi silla, la que era desde hacía tiempo mi fiel compañera.
No
bajé mi mirada, al contrario, soporté sus hirientes palabras. Tal como me
imaginaba, disfrutaba por verme en este estado y gracias a eso, ocupar ella mi
lugar.
En
ese momento, la sangre hervía en mis venas, sentía hasta el último rincón de mi cuerpo con una impotencia inimaginable. No derramé ni
una sola lágrima, las contuve gota a gota, mis ojos se clavaron en su mirada como lanzas. Sentí un
deseo ferviente por poder demostrar lo que soy, lo que valgo y lo que puedo
dar a pesar de mi realidad.
Cerré mis ojos,
con la misma fuerza también mis puños, apreté mis dientes tan fuerte que mi semblante transmitía una expresión dura de
rabia y dolor.
Me pregunté, quién sería capaz de cederme un deseo, tan solo un minuto por cada año de sufrimiento, me conformaba con cinco minutos para volver a ser yo. Lo deseaba con toda mi alma.
Me pregunté, quién sería capaz de cederme un deseo, tan solo un minuto por cada año de sufrimiento, me conformaba con cinco minutos para volver a ser yo. Lo deseaba con toda mi alma.
No
sé cómo explicarlo, aparecieron varias imágenes en mi mente, hasta creí ver a
Dios, pero de la nada apareció una lámpara dorada, brillante como el sol, iba saliendo la figura de un genio envuelto de una espesa neblina con perlas
multicolores a su alrededor. ¿Qué veían mis ojos? ¿Era mi imaginación?
Juro que lo vi, solo recuerdo lo que
me respondió. "Tu deseo será cumplido".
Abrí
grandes mis ojos húmedos y asustadizos. Me apoyé con fuerza y firmeza en mi
silla de ruedas. Eugenia miraba sorprendida junto al resto, dibujando una
sonrisa burlesca y des-animadora hacia mí.
Relajé
cada músculo de mi ser, con mi sonrisa más hermosa comencé a deslizarme por
esas tablas entrañables, las acariciaba en punta de pie, y acobijada por el sonido del silencio,
dancé como la primera vez.
Nunca te rindas. En algún momento de la vida lo que tanto deseas, se puede llegar a cumplir para siempre, cuando menos lo esperas.
Este relato participó en el "Teseo". Tema: "El genio de la lámpara". Lo corregí , es más extenso y cambié su título. (tomando nota de las observaciones de los compañeros, lo cual agradezco mucho) y ahora lo comparto, esperando haber logrado una mejor redacción.
Ay... esos sueños incorregibles... ¿qué no sería de nosotros si no los dejáramos volar de vez en cuando, libres y sin ataduras?
ResponderEliminarSí, Frank, a veces es necesario soñar de vez en cuando para sentir que nada es imposible.
EliminarUn beso! Gracias por tu visita :)
Me ha gustado mucho cómo te ha quedado después de pulirlo un poco. Ahora es mucho más soñador y verosímil que antes.
ResponderEliminarYo corregí el mío sobre la marcha y no me he vuelto a acordar de él. Cuando pueda lo subo al blog.
Un abrazo, Karina.
Muchas gracias de verdad por haberte tomado el tiempo de leerlo y decirme qué te pareció. Me alegra que haya tenido mejoría este relato desde aquella participación en el Teseo.
EliminarEsperaré que publiques el tuyo:)
Un beso!
Querida bailarina!! persigamos los sueños!! iba a leerte más tarde pero no he podido resistir y me alegro. Empezar el día con tu relato es estupendo!.
ResponderEliminarMuchas gracias Olga por tu visita y tu lindo comentario. Persigamos los sueños para poder mantener la ilusión viva...
EliminarUn beso!!